Si de algo estoy seguro es de que las palabras llegan más rápido al corazón que las balas. Esto lo compruebo cada que asisto a una conferencia, mesa de debate o, sencillamente, cuando llega un invitado al salón de clases.
Letrario (tomado de una idea de mi amiga Teresa) es un espacio para demostrar que una maravillosa forma de retratar el mundo es a través de las palabras.
Los textos aquí presentados procuran unir lo periodístico con lo literario, algo que en nuestro país se ha ido perdiendo en el periodismo día a día.
Espero, en verdad, que les agrade lo que escribo, porque es de un anhelado puño y letra de periodista.

Atentamente:
José Arturo García.

11 de octubre de 2010

Crónica sobre un cronista

Juan Villoro domina la letra escrita como domina la palabra. Frente a una sala repleta, el escritor galardonado con el Premio Rey de España por su texto La Alfombra Roja, conversó con estudiantes sobre ésta y más crónicas que lo han posicionado como un referente a seguir en torno al género periodístico en peligro de extinción.

Una hora antes de la cita, la Sala Fernando Benítez de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en la que fue profesor, ya tenía una fila de alumnos ansiosos de ver al creador de Dios es Redondo, Los Once de la Tribu y Safari Accidental. Entonces, de butaca a butaca y escalón a escalón, los aprendices de periodismo observaron cómo Villoro llegó a la máxima casa de estudios.

En persona es más alto. Su cabello dejaba entrever canas de sabiduría y su delgado cuerpo reflejaba trabajo por aquí y conferencias por allá. Inició la semblanza Alicia Ortiz, continuaron sus amigas periodistas Lucía Rivadeneyra y María Antonieta Barragán. Juan agradeció la invitación y las respuestas comenzaron a ser respondidas con la voz de la experiencia.

“Yo en esa crónica (La Alfombra Roja) quise hacer un alto en el camino y decir: tenemos un clima de violencia, qué ha cambiado en México con la percepción de la violencia, cómo estamos nosotros entendiendo y mal entendiendo esto, qué claves nos pueden dar desde las artes plásticas hasta la antropología o el periodismo de batalla, cómo vamos nosotros enfrentando este asusto y qué pasa. ¿Podemos hacer un mosaico?”

El columnista del periódico Reforma llevó la plática alrededor de la crónica. Sus anécdotas parecían ser de un día anterior y reía junto a los estudiantes de tan sólo recordar sus idas como estudiante a la UAM. Pero las risas fueron anuladas por la cruel realidad: “hay que tener mucho cuidado con lo que uno escribe porque sabemos que, somos juntos con Irak, el país donde los periodistas son más perseguidos. Ésta es una muy trágica estadística”.

Compartió su experiencia con el maestro Fernando Benítez, el papel del periodista y el periodismo a lo largo de la historia (“el prestigio social de los periodistas ha crecido tanto que, como he mencionado, los príncipes ya no se casan con princesas sino con periodistas”), el oficio en un contexto de violencia, la función de “su” género (“la crónica tiene un compromiso con la verdad”), la vida en ciudad Juárez y los abusos del duopolio televisivo.

Entre recuerdo y recuerdo no perdía el hilo conductor para hablar de La Alfombra Roja: “Nuestra alfombra roja no es la de la celebridad, es la de la impunidad… la alfombra roja está roja pero por las sangre de las victimas… pero además ese es uno de los grandes rezagos de nuestro periodismo, no sabemos quienes mueren. Hay 22 mil muertos y no hay una relatoría de las vidas que se han perdido”.

Si el tiempo no pasara tan rápido y los segundos se convirtieran en horas, hubiera sido posible escuchar más del aficionado del Necaxa quien dijo: “Los periodistas están cada vez más gordos y los periódicos más flacos. Porque los periodistas ya no salen a la calle, todo lo hacen por internet. Eso es otro vicio del periodismo actual. Entre Google y Wikipedia han convertido a los periodistas en personas gordas”. Las risas no se hicieron esperar. Regresó a las definiciones al decir que “la literatura crea ilusiones y experiencias. La literatura es una manera de aliviar el dolor y el sufrimiento a través de una historia”.

Ante una pregunta sobre la ética periodística dijo: “Uno de los grandes problemas que tenemos en México es la falta de rectabilidad social de la ética. Una persona ética le puede sacar poco provecho a ser una persona ética… Todo mundo habla en nombre de la ética”. Los agradecimientos pusieron fin a más de dos horas de periodismo y literatura.

*Juan Villoro visitó la FCPyS y el 5 de mayo de 2010.

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