Si de algo estoy seguro es de que las palabras llegan más rápido al corazón que las balas. Esto lo compruebo cada que asisto a una conferencia, mesa de debate o, sencillamente, cuando llega un invitado al salón de clases.
Letrario (tomado de una idea de mi amiga Teresa) es un espacio para demostrar que una maravillosa forma de retratar el mundo es a través de las palabras.
Los textos aquí presentados procuran unir lo periodístico con lo literario, algo que en nuestro país se ha ido perdiendo en el periodismo día a día.
Espero, en verdad, que les agrade lo que escribo, porque es de un anhelado puño y letra de periodista.

Atentamente:
José Arturo García.

26 de marzo de 2011

Reencontrando la poesía (II)


Cuando uno googlea (como ya se dice para buscar información en internet) la palabra “poesía” aparecen 30 millones 400 mil páginas electrónicas con esta palabra la cual es desconocida por unos, indispensables para otros, indiferente para muchos. 

Parecen ser más sitios de los que uno cree al momento. De hecho, sorprende el número (en millones) de sitios web que cuentan con las anteriores palabras, pero es un número insignificante si tecleamos la SEXO (dice una de mis maestra que es la más buscada). Llevo el puntero a “buscar” y trae consigo un resultado de 236 millones de sitios. 

Otras combinaciones como “Círculo de poesía” y el resultado se reduce casi a la nada: 79 mil espacios para esta milenaria actividad.

Me digo a mí mismo: “la calentura en el mundo está cabrona”. Pero es cierto: ¿a quién rayos le importa hoy en día la poesía? ¿Quién pagaría por un libro que trae dentro de sí las pasiones, los amores y los sufrimientos de un ser humano que resulta, en muchas ocasiones, desconocido para nosotros? Todo indica que los poetas están destinados (a menos que lleven por apellidos Paz, Neruda, Sabines o alguno nombre estrafalario) a que de sus libros, con suerte, puedan publicarse con un tiraje mil ejemplares. Y con mucha más suerte, sea reimpreso en dos ocasiones.

Si prosiguimos con la suerte, los ligeros libros de poesía (exhaustivos por dentro y frágiles por fuera) terminarán en una biblioteca pública o en algún remate de libros o regalados en alguna esquina del centro histórico. De esta manera, la poesía se convierte en el arte perdido de muchas personas que se dedican a escribir por el simple arte de escribir. La poesía es para mí, un acto individual que busca ser colectivo, por ello la elección del poema final.

Y como quiere evitar lo que comúnmente ocurre en las conmemoraciones, es decir, cuando se recuerda a un escritor y nunca se lee algo que haya escrito, lo que pretendo evitar es celebrar el Día Mundial de la Poesía (21 de marzo) sin poesía. Deseo cerrar este texto con el siguiente verso que ha marcado toda o una parte de mi vida. Ojalá provoque algo en ustedes.



No estoy alegre ni triste.
Éste el destino de los versos.
Los escribí y debo mostrarlos a todos.
No podría ser de otro modo.
La flor no puede ocultar su color
Ni el río disimular su curso
Ni el árbol esconder sus frutos…
¿Quién los leerá?
¿A qué manos irán?
Me someto y me siento casi alegre,
Casi alegre como el que se cansa de
                                         estar triste.



Fernando Pessoa / Alberto Caeiro
Versión de Octavio Paz.


10 de marzo de 2011

(DES) Amores

Poetas han escrito
al amor y a la mujer amada:
Neruda a Matilde y
Amado Nervo a Ana Cecilia.
Por su parte, Sor Juana Inés de la Cruz
a los "hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón" (1) les escribió.
y Rosario Castellanos
el calor del amor retomó.
Otros, como Borges,
el tema al margen mantenían
pues sobrevivían
con palabras del corazón,
que hoy en día se incrustan en mi ser
después de leer como es permanecer
en la oscuridad,
y caminar con la cruel decepción
de ver al rojo como un vago marrón (2).

Así, por la poesía he comprendido
la sensibilidad que no ha podido
darme la educación,
los golpes o la desilución
de verme atrapado
entre el permanente recuerdo del olvido
que no ha cedido
o no ha querido ceder
ante la mujer que hoy arropa
mis tardes con su voz
y miles Te quiero no duda en ofrecer.






(1) Inés de la Cruz, en Redondillas.
(2) Jorge Luis Borges, en su libro Siete Noche, dedicó  la última conferencia al problema visual que padeció. De esta manera, el capítulo titulado "Ceguera" es de donde tomo la idea para citarlo, la cual, en forma textual dice así en el tercer párrafo de dicho apartado: "Hubiera querido reclinarme en la oscuridad, apoyarme en la oscuridad. Al rojo lo veo como un vago marrón. El mundo del ciego no es la noche que la gente supone".