Si de algo estoy seguro es de que las palabras llegan más rápido al corazón que las balas. Esto lo compruebo cada que asisto a una conferencia, mesa de debate o, sencillamente, cuando llega un invitado al salón de clases.
Letrario (tomado de una idea de mi amiga Teresa) es un espacio para demostrar que una maravillosa forma de retratar el mundo es a través de las palabras.
Los textos aquí presentados procuran unir lo periodístico con lo literario, algo que en nuestro país se ha ido perdiendo en el periodismo día a día.
Espero, en verdad, que les agrade lo que escribo, porque es de un anhelado puño y letra de periodista.

Atentamente:
José Arturo García.

21 de febrero de 2011

Serrat, 41 años después.

Cuatro décadas después de su última presentación en el auditorio Justo Sierra de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Joan Manuel Serrat volvió al país que considera su casa: México.
        El estadio de prácticas, Roberto Tapatío Méndez, cambio, la noche del domingo, los balones y espinilleras por versos y música. El cantautor español recordó al poeta Miguel Hernández a través de su gira Hijo de la  luz y de la sombra. La comunidad universitaria escuchaba sin cantar y respetuosamente aplaudía al final de cada canción.
        "Me sorprende el amplio conocimiento que tienen del repertorio", dijo sarcásticamente Serrat. Respetuoso, como suele ser, el transmutador de la poesía a música en ningún momento dejó de interactuar con el público. Así prosiguió el concierto durante sus dos horas y media de duración. Con Dale que dale se trató de poner el ritmo, Si me matan bueno hacia lucir la buena voz de Joan Manuel y Cerca del Agua arropaba los amores de los asistentes.

Llegó el descanso. Dos minutos después volvió con la segunda parte del concierto. La gente ya más animada esperaba las canciones que llevaron a Serrat a la cima de la música. No decepcionó a nadie. La gente a gritos, desde las gradas, pedía;: "¡Pénelope! ¡Penélope!". "Ustedes pidan y yo decido", respondió el cantante. Después de las risas llegó dicha canción: "Penélope, con su bolso de piel marrón y sus zapatos de tacón, y su vestido de domingo..."
         Cantares y Palabras de Amor fueron de las canciones más alabadas. Serrat se despedía.

La noche, clara y fría, no impedía la euforía de los asistente. El Goya comenzó a nacer hasta que se hizo presente entre todas las personas con el puño en alto. Serrat se despedía de México como lo hiciera en 1969. Su casa, la UNAM, lo escuchaba partir. La Fiesta marcaba el final del acto. Serrat salió del escenario. La música y la poesía se fueron con él.