Si de algo estoy seguro es de que las palabras llegan más rápido al corazón que las balas. Esto lo compruebo cada que asisto a una conferencia, mesa de debate o, sencillamente, cuando llega un invitado al salón de clases.
Letrario (tomado de una idea de mi amiga Teresa) es un espacio para demostrar que una maravillosa forma de retratar el mundo es a través de las palabras.
Los textos aquí presentados procuran unir lo periodístico con lo literario, algo que en nuestro país se ha ido perdiendo en el periodismo día a día.
Espero, en verdad, que les agrade lo que escribo, porque es de un anhelado puño y letra de periodista.

Atentamente:
José Arturo García.

11 de octubre de 2010

Crónica de una narración especial

Beatriz Pereyra dejó ver su rostro por el pequeño ventanal de la puerta del salón de clases antes de entrar. En esta ocasión llegaba al aula como invitada para narrar su experiencia como enviada especial de la revista Proceso al Mundial de Futbol celebrado en África.
      Iba elegante al encuentro: ropa negra de vestir que se mezclaba con el color guinda de su saco. Su enorme sonrisa, extendida de mejilla a mejilla, desapareció al traer al presente las fotografías mentales tomadas en Sudáfrica, el país del arcoíris.
      “Sudáfrica quería decirle al mundo que la cuestión del Apartheid era algo que se circunscribía nada más a los libros pero la realidad es otra. Es decir, por ley está abolido el Apartheid, por ley lo negros tienen los mismos derechos que los blancos pero en la práctica no es así”, iniciaba la conversación.

Ha trabajado en la sección de deportes para el semanario desde hace diez años. “Soy primeriza en un mundial”, comenta, “pero estoy satisfecha con el trabajo que realicé en Sudáfrica”. Los alumnos, atentos a la voz de la experiencia, escucharon a la reportera quién buscó la nota en los rincones olvidados del continente negro.
      Los suplementos especiales de Proceso resguardan el testimonio de su presencia; sin embargo, es sólo una parte de la cruel realidad que aún persiste en la nación que “libero” Nelson Mandela, donde las transnacionales de Coca-Cola y McDonals desplazaron con racismo a las cooking mamas que retrató la periodista.
      Johannesburgo, Durban, Polokwane y Soweto fueron algunas ciudades donde presenció partidos de futbol, pero más que eso, reporteó los Sobornos y traiciones (1752) del presidente de la FIFA, Joseph Blatter; cascareó con Los olvidados (1756) en las escuelas, pero también rememoró a Los héroes (1752) sudafricanos que han triunfado en el deporte como Caster Semenya, Evelina Tshabalala y Oscar Pistorius.
      Cualquiera narración se queda corta para algo que no alcanzamos a comprender. Muchos menos si se ha vivido en carne y hueso, con olor y tacto y vista y oído. Beatriz dejó claro que es insultante para la humanidad que una parte del mundo denominada Sudáfrica haya arropado un mundial de miles de millones de dólares cuando la gente -su gente- sobrevive en un mundo sin esperanzas.

 

*Bety Pereyra visitó la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM el pasado  1 de octubre de 2010.

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