Si de algo estoy seguro es de que las palabras llegan más rápido al corazón que las balas. Esto lo compruebo cada que asisto a una conferencia, mesa de debate o, sencillamente, cuando llega un invitado al salón de clases.
Letrario (tomado de una idea de mi amiga Teresa) es un espacio para demostrar que una maravillosa forma de retratar el mundo es a través de las palabras.
Los textos aquí presentados procuran unir lo periodístico con lo literario, algo que en nuestro país se ha ido perdiendo en el periodismo día a día.
Espero, en verdad, que les agrade lo que escribo, porque es de un anhelado puño y letra de periodista.

Atentamente:
José Arturo García.

17 de octubre de 2010

Crónica de una afición

El Estadio Olímpico Universitario se convirtió en el paraíso de los Pumas y sus aficionados. La vibración provino de las feroces bocas que liberaron el ¡Goya! en su máximo esplendor. Todo estuvo definido desde el primer cuarto en el clásico de la ONEFA: Pumas CU contra las Águilas Blancas del Politécnico.
       Durante los primeros quince minutos los Pumas CU realizaron su primera anotación. El Goya y el Huélum lucharon en el aire mientras en la cancha los hacían los jugadores de futbol americano. Esos quince minutos que se convierten, en este deporte, en más de medio hora, fueron decisivos. Segundo a segundo se hizo inminente el silencio en el lado blanco y guinda.
       En el frente azul y oro cantaron, saltaron, rieron y gritaron hasta el paroxismo el touchdown, el gol de campo, la intercepción al contrario y el excelente desempeño de la defensiva que no permitió el avance politécnico sino hasta el último cuarto, en el que el exceso de confianza provocó que la pizarra del IPN dejara de marcar cero puntos para subir a 12 en menos de diez minutos.
       Aunque la diferencia ya era amplia, amplia, amplia. Hasta antes de esas anotaciones, los Pumas CU contaban con 32 puntos, producto de cuatro grandes jugadas en los que los corredores daban las zancadas más grandes de su vida y los pateadores acertaban como en el tiro al blanco.
       El Olimpo, para los universitarios, estaba a tres minutos y treinta segundos, tiempo restante en el que las Águilas Blancas soñaban con una heroica, muy heroica remontada. Sin embargo, los Pumas CU recibieron el partido en casa, resguardados por el mural del pintor Diego Rivera, en la quemante mañana del sábado 16 de octubre.

Dentro del histórico recinto se escuchaba: “El que no brinque es burro, el que no brinque es burro”, y los aficionados saltaban. Del otro lado, bajo el pebetero, el silencio reinaba aunque algunas porras trataban de sacar al equipo, y más difícil aún, a los aficionados, adelante. Y en cuanto fomentaban el ánimo inmediatamente era callados por su contrario con rechiflas y sepultados con la fuerza del

¡Goooooya! ¡Goooooya!
¡Cachun, cachun, ra, ra!
¡Cachun, cachun, ra, ra.
¡Goooooya!
¡Universidad!

Así, la Universidad Nacional obtuvo una victoria; ahora, en el lado del deporte. Cien años de triunfos y alegrías desde Justo Sierra la fundó.

Foto: Raymundo Moreno

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