Si de algo estoy seguro es de que las palabras llegan más rápido al corazón que las balas. Esto lo compruebo cada que asisto a una conferencia, mesa de debate o, sencillamente, cuando llega un invitado al salón de clases.
Letrario (tomado de una idea de mi amiga Teresa) es un espacio para demostrar que una maravillosa forma de retratar el mundo es a través de las palabras.
Los textos aquí presentados procuran unir lo periodístico con lo literario, algo que en nuestro país se ha ido perdiendo en el periodismo día a día.
Espero, en verdad, que les agrade lo que escribo, porque es de un anhelado puño y letra de periodista.

Atentamente:
José Arturo García.

13 de mayo de 2011

Marcha por la paz con justicia y dignidad

"Quiero pedir, antes de leer mi discurso, la renuncia del secretario de Seguridad Pública... Queremos oír un mensaje del presidente con esa renuncia. Un mensaje del presidente de la República diciendo que sí nos oyó", fue la primera exigencia de Javier Sicilia después de cuatro días de caminar entre el silencio, la noche y el apoyo de los mexicanos.

5 minutos de silencio
Foto: José Arturo García


El último tramo

El sol calienta el asfalto y éste, a la vez, quema poco a poco la suela de tenis y zapatos. Es la una de la tarde y a la altura del Eje Central Lázaro Cárdenas y Viaducto se observa el tsunami de gente que avanza lentamente, en silencio y con el cansancio provocado por el tiempo pero con el objetivo definido por medio de la voz y la convicción de Javier Sicilia.
        Miles de personas anteceden al poeta. Las primeras mantas y pancartas manifiestan los reclamos: "México: ¿cuánta humillación más?", "Paremos las balas", "Fuera Calderón por inepto", "Estamos hasta la madre", "Alto a la violencia", "Calderón, no quiero ser uno más de tus daños colaterales"...
         El Eje Central se vuelve un camino de esperanza. Las personas se agregan al contingente sin antes ver lo más cerca posible al hombre que perdió a su hijo una noche de marzo en el estado de Morelos. La misma noche en que todo el movimiento inició.
          Tan lejos y tan cerca se encuentra el momento del discurso. La Torre Latinoamericana es la señal de la proximidad, misma que se vuelve tardía por la cantidad de gente y las estrechas calles.

Se detiene el contingente, Javier Sicilia se inclina hacia adelante para amortiguar el dolor. Una mujer le soba la espalda y los compañeros le preguntan si está bien. Con un movimiento de cabeza dice que sí. Le dan una naranja y come; es la misma naranja que también comparte con el portador de la bandera, LeBarón.
       Junto a él se encuentra otro luchar: el padre Solalinde, uno de los portadores del estandarte nacional con un moño negro incrustado en el blanco de la bandera.
           El tiempo avanza. Sicilia se aproxima. La plancha del zócalo comienza a poblarse.

La calle 5 de Mayo es marcada por una gran manta roja y añadida sobre ella la campaña de Rius que dice. "NO + SANGRE".
          Ahí, junto a Palacio Nacional, en la Plaza de la Constitución, una Constitución "tan violada, tan prostituida", menciona el poeta antes de leer su discurso, es lugar de donde Olga Reyes, leyó el documento del Pacto Nacional el cual está por firmarse en Ciudad Juárez "el rostro más visible de la destrucción nacional".
         Los seis puntos son: iniciar un nuevo camino de paz con justicia y dignidad; procesos transparentes de investigación, procuración y administración de justicia; fin a la estrategia de guerra y asumir un esquema de seguridad ciudadana; combatir la corrupción e impunidad; combate a la raíz económica de las ganancias del crimen; crear un plan de emergencia nacional de apoyo a la infancia y juventud crear oportunidades reales para el sector; democratización y nuevos medios de participación ciudadana en el país.

Junto a Javier Morlett, hombre que perdió a Adriana, su hija, quien dejara un libro en la Biblioteca Central de la UNAM y nunca volver; junto al padre Solalinde, protector de migrantes; junto a Olga Reyes Salazar, integrante de la familia perseguida y masacrada en Valle de Juárez; junto al chihuahuense Julián Lebarón, hermano de Benjamín Franklin, líder de un movimiento social contra el secuestro, mismo que fue asesinado en represalia por la captura de una banda de plagiarios que denunció; y ciento de miles de personas con parcartas y mantas en busca de una respuesta por la pérdida de familias, ellos, todos,estuvieron junto a Javier Sicilia en el momento del discurso.
         El poeta comenzó: "Hemos llegado a pie, como lo hicieron los antiguos mexicanos, hasta este sitio en donde ellos por vez primera contemplaron el lago, el águila, la serpiente, el nopal y la piedra, ese emblema que fundó a la nación y que ha acompañado a los pueblos de México a lo largo de los siglos..."
         "...Queremos afirmar aquí que no aceptaremos más una elección si antes los partidos políticos no limpian sus filas de esos que, enmascarados en la legalidad, están coludidos con el crimen y tienen al Estado maniatado y cooptado al usar los instrumentos de éste para erosionar las mismas esperanzas de cambio de los ciudadanos", añadió con la afirmación de las personas.
         Continuó: "Por ello, es necesario que todos los gobernantes y las fuerzas políticas de este país se den cuenta que están perdiendo la representación de la nación que emana del pueblo, es decir, de los ciudadanos como los que hoy estamos reunidos en el zócalo de la Ciudad de México y en otras ciudades del país".


Una mujer camina solitaria y en silencio. Lleva en sus manos una cartulina. Con los brazos en lo alto deja ver el mensaje:

                                                         MUERTOS
                                                          + POESÍA

Fue David Huerta quien prosiguió con el poema Contra los muros. Dice así:


Contra los muros se encienden los nervios,
un cuerpo  avanza y otro se dobla, retrocede
con una vibración de quemadura y estallido.
Contra los muros, el impacto y la llaga,
el sudor  y la lágrima, la exhalación del miedo
y el velo crispado del dolor,
el frenético buscar y rebuscar del dinero,
las armas cortas y largas, la bocanada de la sombra.
Contra los muros se aprietan los miembros del cuerpo
atemorizado y bajo el cielo se alzan los remolinos
y las manos se abren y las injurias
se diseminan entre la confusión y el vértigo.
Contra los muros vuelve a nacer la espiga del sueño,
luego de una larga caminata se construye
la serie luminosa de los conocimientos,
los brazos y las piernas adquieren el aspecto
de cosas duras y angustiosas,
apenas esperanzadas,
las presencias y los objetos fluyen hasta los lugares sagrados:
las fuentes frescas, las luces nutritivas.
Contra los muros, el recuerdo del fuego maldito
en la carne doliente de los niños
y la silueta de una muchacha sobre la multitud.
México sigue soñando pesadillas,
contra los muros,
exhausto, sin aliento.



Javier Morlett. La indignación.
                Audio

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